Es una incongruencia entre el fenotipo físico
y la identidad del género, es decir, la identificación del uno mismo como hombre
o mujer. La experiencia de esta incongruencia se llama disforia de género. La
forma más extrema, en la cual los individuos necesitan adaptar su fenotipo con hormonas
y cirugía para hacerla congruente con su identidad de género, se llama
Transexualismo, estos individuos que experimentan esta condición se denominan como
personas trans, es decir, hombres trans (de mujer a hombre) y mujeres trans (de
hombre a mujer).
Etiología
Aún no se ha descrito ninguna alteración del
sexo genético y el cariotipo es el que corresponde al sexo biológico. Así, el
origen de los TIG ha sido objeto de diversas teorías. Sabemos que existe un gen
responsable de que la gónada indiferenciada se convierta en un testículo (si
está presente) o en un ovario (si está ausente). Se han demostrado diferencias
en ciertas estructuras cerebrales entre personas de diferente orientación
sexual. Un estudio reciente en hipotálamo de seis transexuales de hombre a
mujer demostró que el núcleo basal de la estría terminal (BST) era significativamente
más pequeño que el de hombres hetero y homosexuales. La transexualidad podría
originarse durante la etapa fetal: Una alteración hace que el cerebro se
impregne hormonalmente con una sexualidad distinta a la genital. Así, los TIG
podrían desarrollarse como resultado de una interacción alterada entre factores
genéticos, el desarrollo cerebral y la acción de las hormonas sexuales. Pero
además, diversas influencias ambientales en periodos críticos del desarrollo,
como el embarazo, la infancia o la pubertad, pueden influenciar la conducta y
la orientación sexual. El estrés prenatal, la relación materno filial de las
primeras etapas de la vida, influencias familiares o abusos sexuales durante la
infancia o la pubertad, pueden determinar la conducta sexual adulta. Por tanto,
bastantes datos apoyan que la orientación e identidad sexual pueden tener un
sustrato biológico (genético, cerebral, hormonal) sobre el que inciden determinadas
influencias ambientales sociales y familiares durante los llamados “períodos
sensibles” de la vida para conformar la orientación e identidad sexual
definitiva del adulto.
¿Qué se observa en niños y adolescentes
con TIS?
En determinados casos se produce una
disociación entre el sexo anatómico del niño/a y su identidad sexual. Esta
disociación produce un profundo malestar que se manifiesta en el deseo de
pertenecer al otro sexo. Entonces hablamos de un Trastorno de la Identidad
Sexual (TIS). El rasgo más común del TIS es una identificación y una
preferencia hacia el rol sexual característico del otro sexo. Esto puede
inferirse a partir de múltiples manifestaciones conductuales de identificación
sexual, como intereses en juguetes, deseo de vestirse con ropa del otro sexo,
preferencias hacia roles y actividades imaginarias, preferencias a la hora de
relacionarse con sus compañeros, determinados rasgos de personalidad, etc. La identificación
con el otro género también se expresa a través de afirmaciones verbales como que
a uno le gustaría pertenecer o incluso que pertenece al otro sexo. Además, los
niños con TIS frecuentemente tienen pocas cosas positivas que decir sobre su
propio sexo, rechazando igualmente sus características anatómicas. Parece que
experimentan un sentimiento de disforia sexual o de incomodidad o dificultad
por pertenecer al género al cual pertenecen, alterándose profundamente el
sentimiento normal de masculinidad o feminidad. En la adolescencia, cuando el
cuadro clínico se parece más a lo que se observa en adultos con TIS, el sentido
de disforia de género se hace más difícil de ignorar o disimular.
¿Cuándo empieza el TIS?
Los signos comportamentales iniciales del TIS
suelen aparecer durante la primera infancia (edad de los primeros pasos) y años
preescolares, años en los que pueden observarse los patrones más convencionales
de comportamiento de sexo. En algunos casos los padres señalan que
comportamientos como usar vestidos del sexo opuesto empezaron antes del tercer
cumpleaños. Rara vez el TIS se inicia en la vida adulta.
Diagnóstico y Diagnóstico Diferencial
Por el momento es imposible realizar el
diagnóstico de transexualismo basándose sólo en criterios objetivos. Depende de
la información suministrada por los pacientes, que a menudo es modificada,
inconscientemente o a propósito. Dado el carácter subjetivo de la información y
la importancia de la decisión a tomar, el periodo de diagnóstico suele ser
largo. Para el diagnóstico de transexualidad debe cumplirse lo siguiente:
- Una escrupulosa historia clínica orientada al desarrollo de la identidad de género, desarrollo psicosexual (incluyendo orientación sexual), y aspectos de la vida cotidiana.
- Exploración física desde el punto de vista ginecológico, andrológico / urológico y endocrinológico.
- Evaluación clínica desde el punto de vista psiquiátrico/psicológico que detecte problemas psicopatológicos.
Debe recogerse tanto información general de
la personalidad como sobre el desarrollo psicosexual, comportamiento y
orientación sexual, e imagen corporal. Debe evaluarse la existencia de psicopatología
asociada (adicción, tendencias suicidas, perversiones, trastornos de
personalidad, cuadros psicóticos, enfermedad mental orgánica o retraso mental).
Se debe conocer la situación social y familiar del paciente, apoyo
indispensable para el proceso de reasignación de género. Es indispensable
informarle ampliamente sobre las posibilidades y limitaciones de este proceso
para no levantar excesivas expectativas.
Diferentes condiciones, como homosexualidad,
transvestismo, transexualidad y disforia de género han sido motivo de confusión
frente a estados intersexuales patológicos. Desde 1975, la disforia de género
se considera una entidad claramente diferenciada al existir una insatisfacción
permanente con el sexo biológico y un claro deseo de modificar esta condición
haciendo uso de la tecnología sanitaria disponible. Gran número de personas que
demandan asistencia sanitaria por TIG no reúnen los criterios específicos, y
pueden pertenecer a uno de los siguientes grupos:
a) Problemas ocultos de identidad de género
en pacientes con ansiedad, depresión, abuso de drogas, trastornos de
personalidad y otros trastornos sexuales.
b) Algunos casos de transvestismo masculino y
homosexualidad masculina o femenina pueden tener una forma de TIG.
c) La intensidad de TIG en algunas personas
puede fluctuar por encima o por debajo del umbral clínico.
d) Muchas formas de TIG en mujeres tienden a
ser poco visibles culturalmente, especialmente para los servicios de salud
mental.
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