Es una enfermedad mental denominada también psicosis
maníacodepresiva. Es caracterizada por una alteración del estado de ánimo que
se presenta en forma de ataques o episodios de enfermedad que pueden ser de
manía, caracterizada por una elevación patológica del humor e hiperactividad;
de depresión, con tristeza o melancolía patológicas y, ocasionalmente, en forma
de episodio mixto, consistentes en una mezcla de síntomas maníacos y
depresivos. Un aspecto muy importante a tener en cuenta
en este trastorno es que tanto los episodios como el propio curso de la
enfermedad son farmacológicamente modificables, pudiéndose lograr en muchos
casos un control completo de la enfermedad.
Clasificación del Trastorno Bipolar
No hay un consenso claro sobre cuántos tipos de
trastorno bipolar existen. En el DSM-IV-TR y el CIE-10, el trastorno bipolar se
concibe como un espectro de trastornos que se suceden en un continuo. El
DSM-IV-TR lista cuatro tipos de trastornos del estado de ánimo que se ajustan
en la categoría de bipolar: trastorno bipolar tipo I, trastorno bipolar tipo
II, ciclotimia y trastorno bipolar no especificado. En el Diagnostic and
Statistical Manual of Mental Disorders" (Manual Diagnóstico y Estadístico
de los Trastornos Mentales) de la American Psychiatric Association (Asociación
Americana de Psiquiatría) se describen dos tipos de trastorno bipolar: tipo I y
tipo II.
Trastorno bipolar tipo I: El trastorno
bipolar tipo I se da en aquellos individuos que han experimentado un episodio
maniaco añadido a un episodio depresivo (de acuerdo con el DSM-IV-TR). Es
frecuente que los sujetos también hayan presentado uno o más episodios
depresivos mayores. Para el diagnóstico de esta modalidad de acuerdo con el
DSM-IV-TR son necesarios uno o más episodios maníacos o mixtos. No es necesario
que exista un episodio depresivo como requisito para el diagnóstico, aunque
frecuentemente aparezca.
Trastorno bipolar tipo II: El trastorno
bipolar tipo II se caracteriza por episodios de depresión mayor así como al
menos un episodio hipomaniaco. Los episodios hipomaníacos no llegan a los
extremos de la manía (es decir, que no provocan alteraciones sociales u
ocupacionales y carecen de rasgos psicóticos). El trastorno bipolar tipo II es
mucho más difícil de diagnosticar, puesto que los episodios de hipomanía pueden
aparecer simplemente como un periodo de éxito con alta productividad y suele
relatarse esto con menos frecuencia que cuando se sufre una depresión. Puede
darse psicosis en episodios de depresión mayor y en manía, pero no en
hipomanía. Para ambos trastornos existe un cierto número de especificadores que
indican la presentación y el curso del trastorno, entre otros el de “crónico”, “ciclado
rápido”, “catatónico” y “melancólico”.
Ciclotimia: La ciclotimia implica la
presencia o historial de numerosos episodios de hipomanía, intercalados con
episodios depresivos que no cumplen completamente los criterios para que
existan episodios de depresión mayor. La idea principal es que existe un
ciclado de grado bajo del estado de ánimo que aparece ante el observador como
un rasgo de la personalidad, pero que interfiere con su función.
Hay variaciones de este trastorno. Los
estados de ánimo cambian rápidamente (en un año se pueden manifestar entre 4 o
más cambios de ánimo) como también pueden cambiar lentamente. Una vez
estabilizado el paciente se reencuentra con su vida social, laboral, e incluso
afectiva, evitando escaparse de sí mismo y de su entorno, para así estar en
convivencia con su pareja, amigos y familiares.
En términos psiquiátricos, esto se llama
ciclos rápidos o acelerados y ciclos lentos, respectivamente. Los ciclos
ultrarápidos, en donde el ánimo cambia varias veces a la semana (o incluso en
un día), suelen ocurrir en casos aislados, pero es ciertamente una variable
real del trastorno. Estos patrones de cambios de ánimo son asociados con
ansiedad y altos riesgos de suicidios.
Algunos estudios han sugerido una relación
correlativa entre la creatividad y el trastorno bipolar. Con todo, la relación
entre ambas todavía permanece incierta. Hay un estudio que muestra un
incremento en la creatividad, con lo cual el individuo logra obtener ciertas
metas y objetivos.
Trastorno bipolar no especificado: El
trastorno bipolar no especificado es un “cajón de sastre”, diagnóstico que se
utiliza para indicar afecciones bipolares que no encajan en otras categorías
diagnósticas. Si un individuo parece sufrir claramente de algún tipo de
trastorno bipolar pero no cumple los criterios de alguno de los subtipos
mencionados más arriba, se le asigna el diagnóstico de trastorno bipolar no
especificado. Aunque los pacientes por lo general acudirán en busca de ayuda en
fase depresiva, es muy importante averiguar a partir del paciente o de la
familia de éste si alguna vez se ha dado algún episodio de manía o hipomanía
mediante una cuidadosa interrogación. Esto evitará un diagnóstico equivocado de
trastorno depresivo y evitará el uso de antidepresivos que pueden desencadenar un
cambio a manía o hipomanía o inducir un ciclado rápido. Se ha desarrollado
recientemente herramientas de exploración como el Hypomanic Check List
Questionnaire (cuestionario sobre hipomanía mediante una lista de comprobación,
HCL-32) para asistir en la tarea frecuentemente complicada de detectar los
trastornos bipolares tipo II.
Causa del Trastorno Bipolar
El trastorno bipolar es una enfermedad de
naturaleza biológica compleja de origen familiar, donde otros factores
fisiológicos o ambientales contribuyen a desencadenarla: estrés ambiental,
falta de sueño, fármacos, drogas.
El factor genético: Se considera que el
trastorno bipolar es de origen familiar como lo demuestran numerosos estudios
en este campo: el riesgo de padecer la enfermedad entre los familiares de
primer grado de los pacientes con TBPI es 7 veces superior con respecto a la
población general y el riesgo de padecerlo en un gemelo monocigótico (aquellos
que comparten el 100 de los cromosomas con su hermano) es 60 veces superior a
la población general y 3 veces más frecuente que en los gemelos dicigóticos
(solo comparten el 50 de los cromosomas). Sin embargo, la concordancia no es
del 100 como debería suponerse si solo las causas genéticas interviniesen en la
aparición del trastorno, lo que sugiere que otros factores como los ambientales
(biológicos o no) podrían interactuar con el riesgo genético.
Se considera que la causa, como en la mayoría
de las enfermedades, no se debe a un solo gen y se piensa en términos de
heterogeneidad genética: diferentes casos pueden transmitirse por diferentes
mecanismos genéticos, y, a veces, necesitarse para su expresión factores
ambientales añadidos e incluso haber casos sin determinación genética alguna.
Estudios bioquímicos: Las alteraciones
genéticas serían las responsables últimas de producir una alteración en el
balance de determinados neurotransmisores implicados en la regulación del humor
como son la noradrenalina, acetilcolina, serotonina, GABA, sustancias
encargadas de transmitir los mensajes de una neurona a otra en los circuitos
nerviosos que controlan el estado de ánimo (cerebro límbico).
Estudios moleculares: Estudios más recientes
han encontrado disfunciones en los llamados “segundos mensajeros”, moléculas
que se encuentran en el interior de las neuronas y que una vez activados por
los neurotransmisores, considerados como “primeros mensajeros”, a través de la
proteína G (situada en la membrana celular) producen cambios tanto en la
membrana celular (capa que cubre la célula) como en el núcleo (cetro de control
de la célula), acomodando el funcionamiento de la neurona a su actividad y cuyo
desajuste oocasionaría los cambios en el estado de ánimo observados en la
enfermedad.
El factor ambiental: Los pacientes bipolares
son más vulnerables al estrés ambiental tanto físico (falta de sueño, cambios
estacionales, endocrinos (puerperio), exceso de actividad, consumo de
estimulantes) como emocional (conflictos familiares, problemas laborales) y
pueden precipitar recaídas tanto maníacas como depresivas. Debe tenerse en
cuenta que actúan como factores desencadenantes pero nunca constituyen la causa
de la enfermedad.
Tratamiento del Trastorno Bipolar
El trastorno bipolar es modificable
farmacológicamente y en muchos casos se puede conseguir el control completo de
la enfermedad. Como se trata de una enfermedad altamente recurrente y crónica
el tratamiento preventivo indefinido esta casi siempre indicado. El tratamiento
del trastorno bipolar se puede dividir en tres fases o etapas:
· Tratamiento de la
fase aguda: dirigido a resolver el episodio agudo de la enfermedad.
· Tratamiento de
continuación: dirigido a consolidar los resultados del tratamiento de la fase
aguda (ejemplo: evitar las recaídas).
· Tratamiento de
mantenimiento o preventivo: dirigido a prevenir futuros episodios.
Modalidades de tratamiento:
·
Farmacológico:
necesario e insustituible para todos los pacientes.
· Educativo:
consistente en ayudar a los pacientes y familiares para reconocer, manejar y
evitar complicaciones.
· Psicoterápico:
dirigido a resolver problemas y afrontar el estrés. Nunca sustituye al
tratamiento farmacológico.
Los estabilizadores del humor (litio,
valproato, lamotrigina, carbamazepina y/o oxcarbazepina,), los neurolépticos,
preferiblemente atípicos, a los que se empiezan a observar propiedades
estabilizadoras, y los antidepresivos constituyen los tratamientos de primera
elección en el trastorno bipolar. Otros fármacos, como los ansiolíticos, se
utilizan como coadyuvantes para combatir determinados síntomas como la
agitación, el insomnio o la ansiedad.
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